viernes, 30 de noviembre de 2012

Esos autos que van a mil

Si hay un recuerdo que tengo de mi infancia es como me gustaba ir en el asiento del copiloto en el Ford Falcon de mi abuelo.

Eran los 80' y en el Turismo Carretera se corría con acompañante, yo me imaginaba que mi abuelo era alguno de los ídolos de la época como el Pincho Castellano o Johnny De Benedictis y yo iba ahi al lado, en un autódromo o ruta imaginaria rumbo al podio. Cada domingo en que prendo la tele ansiosa por escuchar ruido de motores, me concentro bien y esa imagen de mi infancia vuelve.

Otro recuerdo que me hace reir mucho es cuando mi hermano y yo jugábamos a correr carreras de autos uno en cada cama del cuarto que compartíamos en el minimo 3 ambientes donde crecimos. Era el apogeo de la rivalidad Ayrton Senna - Alain Prost y hacíamos sorteos para ver quien era quien. (Yo siempre quería ser Senna porque además era novio de mi diosa adorada de la infancia, Xuxa) También jugabamos a ser Castellano y Mouras y casi morimos de amor y nostalgia cuando vimos sus autos en la fiesta de los 75 años del TC, frente a nosotros estaban veintipico de años de una pasión inexplicable, haciendo trompos y desfilando.

Los tiempos cambiaron y ahora los hijos de mis ídolos de la infancia corren y hasta pelean por el 1. Este domingo, fernet en mano, seguiré por televisión otra definición del campeonato, sufriendo y maldiciendo, riendo y llorando a la vez. Los recuerdos de mi infancia vienen y van a mil, como esos autos.


miércoles, 28 de noviembre de 2012